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Vídeos sobre la literatura medieval y actividades (para recuperar 3º de ESO)

Escucha atentamente estos vídeos para extraer la información suficiente y contestar a las preguntas que encontrarás debajo.

Contexto histórico de la Edad Media

    1. ¿Qué tres culturas convivían en la Península Ibérica?
    2. ¿Qué rey ayudó a fijar el castellano como lengua de cultura? ¿En qué lengua se escribían los documentos anteriormente? ¿Por qué se elige el castellano y no otra lengua?
    3. ¿Cómo se llamaba la escuela que, promovida por Alfonso X el Sabio, traducía textos de otras culturas, como la oriental o los clásicos grecolatinos?
    4. ¿Cómo se llama el sistema político, económico y social de la Edad Media?
    5. ¿Qué diferencia hay entre nobleza de armas y nobleza de sangre?
    6. ¿Por qué muchas obras eran anónimas en la Edad Media?
    7. ¿Cuáles eran los centros de cultura medievales? ¿Por qué?
    8. ¿En qué dos estilos se construyeron los monasterios?

El mester de juglaría. La épica y el Cantar de Mío Cid

    1. ¿Quiénes eran los juglares?
    2. ¿Qué es un cantar de gesta?
    3. ¿Cuál es el texto literario más antiguo que se conserva en castellano?
    4. ¿Cómo nos ha llegado ese texto?
    5. ¿Quién es su autor?
    6. ¿En cuántas partes se divide y cuáles son?

El mester de clerecía. Gonzalo de Berceo y Juan Ruiz, Arcipreste de Hita

    1. ¿Cuándo surge el mester de clerecía?
    2. ¿Qué requisitos debía cumplir el clérigo al escribir?
    3. ¿En qué estrofa escribían?
    4. ¿Qué escritor de clerecía destaca en el siglo XIII y cuál es su obra más importante?
    5. ¿Por qué se considera que sus obras eran una especie de “propaganda”?
    6. ¿Por qué emplea Berceo la técnica juglaresca?
    7. ¿Quién y en qué siglo escribió el Libro de Buen Amor?

La lírica popular arábigo-andaluza: las jarchas

Lírica popular galaico-portuguesa: las cantigas de amigo

Lírica popular castellana: los villancicos y más.

Extrae las ideas fundamentales de estos tres últimos vídeos y haz un resumen o un esquema con las ideas principales.

 
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Publicado por en 4 de noviembre de 2015 en Uncategorized

 

Figuras literarias

Echad un vistazo a este trabajo: se analizan figuras literarias a partir de la publicidad. La mayoría están basadas en imágenes. ¿Lográis identificar cada recurso?

Aquí tenéis algunas actividades interactivas para practicar.

Relaciona cada ejemplo con una figura literaria. 

Empareja cada figura con su definición. 

Otra de figura y definición. 

Y otra. 

Aquí podréis volver a repasar.

 
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Publicado por en 7 de octubre de 2015 en Uncategorized

 

Lecturas voluntarias para este curso

Y, por fin, aquí os dejo la lista de lecturas con las que podéis disfrutar a lo largo del curso. Se ha intentado abarcar temáticas, dificultad e intereses variados.

Os recomiendo que investiguéis un poco sobre cada libro, e incluso que leáis las primeras páginas antes de decidiros por una u otra opción. Contad conmigo en caso de duda.

Franz Kafka, La metamorfosis. (1915)

Italo Calvino, El barón rampante. (1957)

Haruki Murakami, Kafka en la orilla. (2002)

Emily Brontë, Cumbres borrascosas. (1847)

Paul Auster, El libro de las ilusiones. (2002)

Khaled Hosseini, Mil soles espléndidos. (2007)

Joseph Conrad, El corazón de las tinieblas. (1899)

Susanna Tamaro, Donde el corazón te lleve. (1994)

Ray Bradbury, Fahrenheit 451. (1953)

William Golding, El señor de las moscas. (1954)

Umberto Eco, El nombre de la rosa (1980)

Charles Dickens, Oliver Twist. (1839)

George Orwell, 1984. (1949)

Ánimo: ya sabéis que seréis compensados, pero olvidadlo por un tiempo y… ¡buen viaje!

 
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Publicado por en 6 de octubre de 2015 en Uncategorized

 

Bienvenidos al blog… y a la literatura.

Os doy la bienvenida a este blog, que pretendo que sea una especie de «libro de texto abierto» que se irá construyendo con distintos materiales: teoría de los temas, actividades de diverso tipo, enlaces, imágenes, vídeos para ilustrar o ampliar la materia.. Un libro abierto también a vuestras intervenciones, ya que os animo a comentar cualquier entrada, a formular alguna duda, a sugerir…

Aprovecho para presentaros una asignatura, Literatura Universal, que no quiere ser una lista interminable de nombres, obras y datos históricos, que el alumno estudia ciegamente. Y no os estoy engañando. Dejemos las cosas claras:

– Que deberéis trabajar mucho para aprobar es cierto. Espero que trabajéis a gusto.

– Que el estudio de esta materia exige un poco de memorización también lo es. No pasa nada.

– Sí, hay lecturas obligatorias. Espero que os gusten.

Pero no podemos olvidar la esencia de todo esto. Vamos a leer.

¿Y por qué leer?, ¿y para qué leer?, ¿y qué es leer?…Para que reflexionéis sobre todo esto, os dejo un excelente artículo. Supongo que ya sabéis qué deberíais hacer con él. Comienza el curso.

Joaquín Leguina, “¡Lee para vivir!”

Todas las artes se nutren de la misma materia, persiguen una misma ilusión, pues pretenden trasladar emociones, bellamente expresadas, pero sólo hablaré aquí del libro, de la literatura. Y no le viene mal al libro que se le haga un elogio, que será también la exaltación de la memoria, de toda la memoria de este mundo. Un homenaje pertinente en un país, como el nuestro, en el cual más de la mitad de los adultos que pueden hacerlo (apenas existen ya analfabetos en España) declaran no leer jamás un libro.

A la información se llega hoy fácilmente. Al menos, a eso que llamamos “información”. Una información, generalmente manipulada, que con frecuencia nos abruma y hasta martiriza. Sin embargo, ¿cómo llegamos a la sabiduría? Para eso, entre otras cosas, están los libros. Además, leer, y leer bien, es uno de los más grandes placeres que puede darnos la soledad. El más saludable desde el punto de vista espiritual.

Leemos porque nos es imposible conocer a toda la gente a la que desearíamos poder escuchar. También, porque la amistad es vulnerable y puede desaparecer a manos de la incomprensión y de la muerte.

[…]

He dicho que la lectura es un placer profundo y solitario, pero también nos permite conocer “al otro” y conocernos a nosotros mismos. Al fin y al cabo, como dejó escrito Emerson, los libros “nos llevan a la convicción de que la naturaleza que los escribió es la misma que aquélla que los lee”. En el libro vamos a sentirnos próximos a nosotros mismos. Es él quien nos va a convencer de que compartimos una naturaleza única, por encima del tiempo.

[…]

Si al encanto del estilo se une la gracia de la narración, cuando lleguemos a la última página y cerremos el libro, nos seguirá acompañando el eco de su voz: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre le llevó a conocer el hielo”.

Leer, leer… pero ¿de dónde sacar tiempo para leer? El tiempo para leer, como el tiempo para amar, siempre es tiempo robado. ¿Robado a qué? Robado al deber de vivir, pero, dichosamente, el tiempo para leer, igual que el tiempo para amar, dilata el tiempo de vivir. La lectura no depende de la organización del tiempo social, es, al igual que el amor, una manera de ser. Basta una condición para la reconciliación con la lectura: no pedir nada a cambio.

[…]

Dios o la naturaleza, según se mire, ejercen el derecho a exigir nuestra muerte, pero nadie, tampoco ellos, reclama de nosotros la mediocridad. Leemos para huir de ella. Nos acercamos a Shakespeare, a Cervantes o a Galdós porque la vida que nos trasladan es de un tamaño mayor del natural. En verdad, su escritura es una bendición en un sentido estricto: “la vida plena en un tiempo sin límites”.

Leer es un goce, aunque resulte, a veces, un placer difícil. Pero esa dificultad placentera llega, y no en pocas ocasiones, a lo sublime. Además, otorga una versión de lo sublime para cada lector. Se lee para iluminarse uno mismo, y aunque no sea posible encender la vela que alumbre al vecino, se le puede indicar donde está la candela.

La literatura pretende un objetivo que parece inalcanzable: trasladar al lector la emoción de la vida en toda su complejidad. El milagro reside en la capacidad del escritor para conseguirlo. Un milagro que, por suerte, se repite con alguna frecuencia. Un milagro estético, que no depende de la ideología, de la metafísica o la filosofía del autor, sino de su talento. Un talento que se reclama del alma solitaria, del ser profundo, de nuestra recóndita interioridad.

Su memoria, la del creador, es, también, nuestra memoria. Una buena novela, una obra de teatro o un poema están contagiados de todos los trastornos de la Humanidad, incluido el miedo a la muerte, que el arte pretende transmutar en una ilusión, la de ser inmortal a través de la propia obra.

 
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Publicado por en 17 de septiembre de 2015 en Uncategorized

 

Algunos materiales para preparar El guardián entre el centeno.

 

Crítica de la obra, por Luisfer Romero Calero (Puede orientaros para valorar mejor la obra y así mejorar vuestros propios comentarios)

Mucho tiempo he tardado en reseñar este libro, pero es que los que más me gustan, los que me han proporcionado una lectura maravillosa, son los que más trabajo me cuesta hablar de ellos. Porque tengo miedo de hacer una crítica excesivamente subjetiva. Porque puedo caer en el fanatismo y defender un libro que, con sus limitaciones y defectos, me parece extraordinario. Uno de esos libros que tengo en un pedestal es El Guardián entre el Centeno, de Jerome David Salinger (1919- ). Una novela única e irrepetible que representa el modelo de historia sobre un joven rebelde a camino entre la infancia y el mundo adulto.Ya hablé de Las Ninfas, de Francisco Umbral, que trata el mismo tema, el del adolescente que tiene un pasado infantil y feliz, pero que no tiene futuro, al menos no lo vislumbra. A todas luces, El Guardián entre el Centeno (publicado en 1951) está más logrado y resulta más impactante en todos los aspectos. No es cuestión de comparar, porque ambas son grandes obras, pero quiero dejar constancia de que esta novela supera a todas las que he leído sobre la adolescencia, hasta el punto de resultar prototípica.
Holden Caulfield tiene 16 años y ha sido expulsado por bajo rendimiento de la escuela privada Pencey. Holden es un niño mimado por sus padres, consentido hasta la saciedad, al que nada le gusta y todo lo aborrece. En una insensata huida sin rumbo fijo (para evitar explicarle a su padre la mala noticia), el protagonista vive en primera persona los aspectos más bajos de la sociedad. Tiene encuentros con mujeres, un sinfín de decepciones y de situaciones estremecedoras, en un acelerado y corrosivo paso hacia la madurez. Es un chico sin ilusión para nada, que está convencido de que su paso al mundo adulto es de regresión y no de evolución, que se aburre con todo, y que sólo idealiza a su hermana pequeña Phoebe, increíblemente sensata para su edad, porque representa la última ramita que une a Holden con su infancia.
Lo maravilloso de este relato es que está narrado en primera persona, por un Holden Caulfield cínico, sarcástico, arisco, resignado e irascible. Con un estilo nervioso e inseguro, se repiten los “dijo” “dije” “dijo” hasta decir basta, y el vocabulario es muy limitado, provisto de incesantes coletillas y manías, pero esto no supone un defecto, ya que acerca aún más a la forma de narrar que tendría un adolescente de esas características. El desarrollo argumental es extremadamente caótico e imprevisible, ya que estamos hablando de un chico que se ha ido de casa y que no sabe lo que quiere ni a quién busca. Sus encuentros con personas del pasado le resultan deprimentes, y lo hace ver en comentarios no demasiado claros pero impactantes.
El choque entre el idealismo (exageradamente utópico) de Holden y la aparente plenitud del resto es grandiosa. Holden ama la infancia porque está libre de hipocresía y el protocolo que supone el saber estar en los sitios como un adulto y/o persona madura. Esto le provoca graves crisis de nostalgia y desilusión contemplativa. Su deseo de hacer lo que a él le dé la gana se debe también al sufrimiento que le supone ver que sus padres están siempre trabajando y apenas tienen tiempo para él. Los diálogos son impresionantes, dotados de un realismo atemporal y un acercamiento apabullante a la personalidad adolescente, difícil y perdida.La narración es abarrotada, como si Holden se avergonzase en multitud de ocasiones de sus errores y sus estupideces, su forma de caer en el ridículo, pero se ve obligado a contar la verdad como purificación y para verse consciente de lo que le ha supuesto ese camino a ninguna parte, ese conocimiento en primera persona de ciertas características de la sociedad. En cierta manera, es una especie de confesión, en la que Holden se da cuenta de que se está convirtiendo en una de esas personas a las que tanto critica, contado todo con un hastío y con un desorden de ideas muy explícito. Sorprende su conversación con Phoebe, en la que su hermana le pregunta: “¿qué te gustaría ser?” “¿Te acuerdas del poema de Robert Burns ‘Si un cuerpo encuentra a otro cuerpo, cuando van entre el centeno’? […] Yo sería el guardián entre el centeno. Evitaría que los niños cayeran a un precipicio”. En la medida que el lector sepa de lo que habla Holden, puede sentirse consternado y golpeado. El antihéroe, lo único que busca es proteger ese mundo infantil donde la felicidad es plena y absoluta, y quiere protegerlo de encontrarse con un mundo hipócrita, malvado y feo.

El guardián entre el centeno es una novela mítica donde las haya, que ha sido tachada de libro maldito porque era la obra de referencia de muchos asesinos, entre ellos el que acabó con John Lennon. Además, en su momento fue muy cuestionada por hablar con claridad de la codicia, el vicio, la delincuencia y la sexualidad, vista por el propio protagonista. Pero lejos de esa desgraciada etiqueta, estamos ante una obra cumbre de la literatura, que todo adolescente/joven debería leer.
(Fuente: http://www.leergratis.com)

Si queréis más información sobre el autor y la obra para completar los apuntes, entrad aquí.

 
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Publicado por en 24 de May de 2012 en Uncategorized

 

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