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No llore más, don Werther

Como actividad voluntaria os propongo la lectura de la reseña crítica de la obra Werther que aparece a continuación, así como un comentario completo de la misma. Podéis utilizar unas pautas similares a las que seguís en Lengua (tema, resumen, organización de las ideas, comentario crítico).

“No llore más, don Werther “, de Ignacio Arellano, catedrático de Literatura en la Universidad de Navarra. Diario de Navarra, 16 de noviembre de 2002  
Pocos héroes románticos habrán gozado de la popularidad Werther, que llegó a provocar una ola de suicidios de imitadores y puso de moda los chalecos amarillos en el ramo del comercio textil.

Aunque algunos episodios y personajes se relacionan con otros reales de la vida de Goethe, la sustancia principal de la narración es poética. Nada hace presagiar para un lector desatento el triste destino de Werther cuando comienza su historia. Refugiado en un idílico lugar campestre se entrega al delirante goce de una felicidad primaveral que sospechamos demasiado exaltada (¿patológica?), signo de un desequilibrio que se irá agudizando. Pasea por los senderos y florestas que encienden su fantasía, llena su corazón de sensaciones, se deja invadir de una nostalgia dulce y de una dicha que lo desfallece: «Cuando descubro, alfombrando la tierra, mil variedad de hierbecillas; cuando siento muy cerca de mi corazón el zumbido de ese pequeño mundo entre los tallos, las incontables formas de los gusanillos, de los mosquitos, y siento la presencia del Todopoderoso que nos creó a su imagen y el soplo del Infinito Amador que nos sostiene en eterna delicia, a menudo me invade la nostalgia… me siento perdido ante la magnificencia de estas imágenes». Dominado por la intensidad de sus sentimientos pasa de la alegría a la depresión. Quiere escapar de lo rutinario, busca el culmen de la emoción y la belleza, del amor… odia los formalismos, las convenciones, sobre todo las que le impiden a él sentirse el centro del universo. ¡Con qué rabia experimenta la marginación de los aristócratas que lo expulsan de sus veladas! ¡Con qué desprecio se refiere a esa clase de personas que descansan toda su alma en el ceremonial y en el medro! Lo que Werther desea sobre todas las cosas -y esto sigue manteniéndolo vivo para la eternidad por encima de su romanticismo de época- es ser amado. Y un día conoce a Lotte, joven dueña de todas las perfecciones, sencilla e inteligente, de gran belleza y serenidad, sensible y amorosa con sus seis hermanos pequeños huérfanos de madre. Werther se enamora perdidamente, aunque Lotte está prometida a Albert, joven más práctico que Werther. El cual satisface sus impulsos sentimentales llorando con entusiasmo, pasando de la felicidad a la tristeza más desesperada, apurando el exquisito licor de una melancolía excitada por las lecturas poéticas y los paseos a la luz de la luna: «El carruaje pasó a mi lado y una lágrima asomó a mis ojos», «me acuden con frecuencia las lágrimas a los ojos», «en medio del sueño la busco a tientas y me despierto… un torrente de lágrimas corre de mi corazón oprimido», «Lotte, exclamé arrojándome a sus plantas, tomando sus manos y humedeciéndolas con miles de lágrimas», «me arrojé al suelo y me desahogué llorando»… Entre Werther y Lotte se establece una relación en la que el pobre Albert rara vez deja oír su voz. Un día, por ejemplo, en que salen a pasear los tres, la sensible muchacha protagoniza con Werther un dúo de admirable inverosimilitud: «Lotte nos hizo observar el bello efecto de la luna que al fondo de una muralla de hayas iluminaba de lleno la terraza delante de nosotros; comenzó diciendo: Nunca puedo pasear a la luz de la luna sin que me asalte el recuerdo de mis muertos, sin sentirme impresionada por la muerte y el porvenir. Renaceremos, prosiguió con voz de sublime emoción, pero ¿volveremos a encontrarnos? ¿Nos reconoceremos?». Y Werther toma el relevo: «Lotte, dije tendiéndole la mano y los ojos se me inundaron de lágrimas. Volveremos a vernos, aquí y allá… No pude continuar». Pero Lotte sí puede continuar y evoca a su querida madre muerta, y a sus hermanitos huérfanos que con tanto amor cuida, aunque no sabe si con toda la eficacia que hubiera deseado su santa madre, que con lágrimas pedía en su agonía el bienestar de sus hijos…Lotte llora a ríos, Werther llora a mares, y a Albert nadie le hace caso. Ahí está bajo la luna, entre los árboles, discretamente silencioso. Verdad es que cualquier novio que fuera de paseo con su amada sin poder eludir la compañía de un poeta como Werther y que se viera encima sometido a la prueba de escuchar una conversación como la dicha, tan llena de lágrimas, de tilos nocturnos y lunas sombrías, de madres muertas y de niños huérfanos se quedaría igualmente sin habla.

Sin embargo, por silencioso y marginado que parezca, Albert se casa con la joven (a pesar de los seis hermanitos huérfanos de Lotte, quien seguramente ha comprendido que Albert es más capaz de alimentarlos que el sensible Werther). ¿Qué va ser entonces del amante frustrado, sumido en la desdicha más atroz de la historia humana: «¿Fueron antes que yo los hombres tan desdichados?”, se pregunta. No, Werther, contesta el lector. Nunca hombre alguno fue tan desdichado ni tan profundo amor estuvo sometido a pruebas tan amargas. Comprendemos que pida las pistolas prestadas a Albert, que se las cede con sospechosa facilidad (probablemente desea librarse de una vez del adorador de Lotte: también te comprendemos, Albert). ¡Pobre Werther! Besando las armas que su misma amada ha limpiado, vestido con un llamativo chaleco amarillo, apura su postrer vaso de vino y se dispara en la cabeza, inaugurando una serie de imitadores románticos, víctimas del mismo tedio vital y de insatisfechas pasiones, que se fueron suicidando ataviados con sus respectivos chalecos. Goethe asistió, al parecer consternado, a estos efectos de su obra, pero seguramente complacido -como literato- de que una criatura de su genio fuera tomada tan en serio.

Críticos, moralistas y lectores, polemizaron sobre el Werther, rechazándolo unos como apología del suicidio, defendiéndolo otros por la indagación en el carácter de los personajes, en las pasiones y sentimientos que se hallan confusos en muchos corazones. Algunos juicios posteriores lo miraron con sorna: «El tío ese, el tal Werther, acaba al final suicidándose. Tira simplemente la toalla. Se abre un agujero en la mollera porque no puede conseguir la mujer que quiere y se lleva un disgusto de campeonato… Creo que si yo estuviese solo en una habitación con una tía y supiera que en media hora no iba a venir nadie, entonces intentaría todo… Y entonces supongamos que no había manera. Esta no era ni por asomo razón para perforarse. Él tenía un caballo; como si tal cosa hubiera salido yo de estampida… Y ese estilo… Un hervidero de corazones y almas y dichas y lágrimas» (Las nuevas pasiones del joven Werther, de Ulrich Plendorf). Pero hay -lo comprobará el lector que se interese por el caso- más allá de ese romanticismo del que se burla el nuevo Werther, y entre tantas riadas de lágrimas, la chispa dolorosa y viva de una aspiración indestructible: el ansia de felicidad, el deseo de amor y plenitud vital. Werther no lo ha podido conseguir, quizá por desearlo con demasiada intensidad. Descanse en paz con su chaleco amarillo, entre los tilos de su cementerio de aldea, con el lazo rosa que llevaba Lotte en el pecho el día en que la conoció, sin saber aún que en ese lazo iba atado su destino…

 

 
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Publicado por en 6 de febrero de 2012 en Unidad 4: El siglo XVIII

 

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Ayuda para los comentarios de Werther

Para preparar el examen de comentario de texto tenéis que reunir estos requisitos:

a) Tener muy clara y perfectamente asimilada la teoría relativa a Goethe y a Werther. Lo doy por hecho…

b) Haber participado activamente en las clases de comentario de fragmentos del libro. Comentar textos es una destreza, y como tal, requiere de inspiración, conocimientos y técnica. Ésta última hay que ejercitarla.

c) Y por eso mismo, os recomiendo que preparéis bien el examen con este material complementario, que aquí «he pescado» utilizando «la red»:

  • Aquí tenéis un modelo de comentario de los temas, que, además, explica el proceso seguido para realizarlo. Del profesor David Sánchez Rey. Os recomiendo leerlo detenidamente.
  • Gracias al blog Padeaya, podemos leer este comentario realizado por una alumna del IES «La Madraza»
  • También os recomiendo leer con atención esta entrada del blog Blaschillerato; os invito a que realicéis, aunque sea solo mentalmente, las actividades que se proponen.
 
 

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Ideas para preparar el comentario crítico

Como ya adelanté en otra entrada a este blog, la última pregunta (la número 5) de comentario de texto se asemeja bastante a un comentario crítico. Debéis expresar una valoración personal, bien razonada y argumentada, sobre el texto leído, y relacionarlo con temas de actualidad, otras obras literarias, otras manifestaciones artísticas…

Puedes extraer algunas ideas para tus comentarios leyendo y analizando algunos textos que se reflexionan acerca de los temas contenidos en el Decamerón.  

Primero, selecciona las ideas que te parezcan más importantes, interesantes o llamativas. A continuación, reflexiona: ¿Podrías relacionar alguna de esas ideas con algún pasaje del Decamerón? ¿Por qué? Luego, ofrece tu punto de vista: ¿Qué opinas tú al respecto?

 

A) SOBRE LA INFIDELIDAD

  • Artículo de Guy de Maupassant, «El adulterio» (1882)
  • Interesante reportaje, publicado en El País, sobre la infidelidad: «Infieles, ¿Por qué?» (2011)

B) SOBRE EL INGENIO, EL ENGAÑO Y LA PICARESCA

  • Artículo de opinión, en el que el autor establece una analogía entre la picaresca y determinados casos actuales de corrupción política en nuestros días. Publicado en El País.com

C) SOBRE LA VISIÓN DE LA MUJER EN LA LITERATURA

  • Este libro es una antología de textos literarios medievales en torno a la mujer. Hay textos que la defienden y otros con un marcado carácter misógino.
  • Artículo sobre la mujer en la Edad Media.
  • Aquí tenéis algunas críticas de libros publicados recientemente acerca de la misoginia en la literatura.
  • Artículo: la mujer, el amor y la picaresca en Boccaccio.

 

Por último, ¿qué relaciones establecerías entre estas obras?

El Decamerón – La Celestina – El Lazarillo – Ulises en la Odisea

 
1 comentario

Publicado por en 8 de noviembre de 2011 en Unidad 2: Literatura medieval

 

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