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Yann Tiersen, bases de hip-hop y Camarón de la Isla, juntos pero no revueltos

Por azares del destino (o por la peculiar acústica de un instituto de secundaria prototípico), hoy habéis hecho un examen al son de varias canciones. Una de ellas es esta:

Seguramente alguno se haya sentido atraído o inspirado por ellas, y si no ha sido así, os doy la oportunidad de que las volváis a escuchar, en el rincón más calentito de vuestro refugio del fin de semana.

Además, aprovecho para daros a conocer a uno de los grandes músicos del momento, Yann Tiersen. Este compositor e intérprete francés tiene una magnífica obra a sus espaldas. Pero lo que lo ha hecho mundialmente conocido son sus bandas sonoras para películas, una de ellas, la inolvidable Amélie..

Si no habéis visto Amélie os perdéis a un personaje simplemente delicioso, que, aun con sus detractores, ha calado muy hondo en muchos espíritus. Aquí os la presento.


Y si queréis ver la película completa (en francés con subtítulos en castellano), adelante.

Otra película a la que ha puesto banda sonora Yann Tiersen es Goodbye, Lenin! Deliciosa también.

Por último os dejo un vídeo donde el bueno de Yann demuestra sus habilidades como intérprete tocando, simultáneamente, el piano y el acordeón.

 

 
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Publicado por en 3 de febrero de 2012 en Uncategorized

 

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El amor de Werther no es solo de Werther.

Hoy hemos hablado de cómo el amor de Werther es un amor romántico, y alguno que otro ha dudado de que esta forma desmedida de amar (y de vivir, en general) pudiera tener cabida en el mundo actual. Esto puede ser cierto, pero solo en parte…

Y es que el amor es universal (como la literatura, como el arte) y lo son también sus distintas concepciones. Vamos a escuchar, de la forma más atenta e intensa posible, una verdadera delicia hecha canción, de la banda barcelonesa Standstill. Sencilla y profunda. Musicalmente, redonda. Es difícil no emocionarse escuchándola…

 

(versión en acústico, aquí)

Cuando ella toca el piano,es diferente.
Es sencillamente como estar al lado del fuego.
Se pone muy nerviosa cuando le escucha gente
y muy graciosamente siempre empieza a gesticular.
Y sale a la calle y saluda a todo el mundo.
Tiene un segundo para Roby,el perro más feo del mundo.
Y cuida a la gente como nadie
a costa de sí misma a menudo.
«Yo me parto con la justicia,
ya verás,ya verás» me dice
«Si eres incapaz de dar de más»

Yo vivo en una ciudad que está enferma
y Barcelona sobrevivirá
gracias a ella
Y desde un rincón,observo
al maravilloso ser dejando sus huellas.

Hoy toca el rescate del pobre hombre del tiempo:
se ha quedado en blanco
y ella sabe lo que es pasarlo mal.
Y tiene la línea ocupada
por toda la gente abandonada.
Y ella les dice que todo va a ir bien

Y desde un rincón,observo
al maravilloso ser dejando sus huellas.
Yo vivo en una ciudad que está enferma
y Barcelona sobrevivirá…
gracias a ella.

Son sentimientos universales, decíamos, de siempre y para siempre, inherentes al ser humano, los que originaron esta canción. Como lo son también los de nuestro Werther. Leamos unos fragmentos de sus cartas…

6 de julio: «Carlota está siempre al lado de su amiga moribunda y siempre es la misma: siempre la criatura afable y benéfica, cuya mirada, dondequiera que va, dulcifica el dolor y hace felices a las personas.»
 
16 de julio: «Hay una sonata que ella ejecuta en el clave con la expresión de un ángel: ¡tiene tal sencillez y tal encanto! Es su música favorita y le basta tocar su primera nota para alejar de mí zozobras, preocupaciones y aflicciones. No me parece inverosímil nada de lo que se cuenta sobre la antigua magia de la música. ¡Cómo me esclaviza este sencillo canto! ¡Y cómo sabe ella ejecutarlo en aquellos momentos en que yo colocaría contento una bala en mi cabeza! Entonces disipándose la turbación y las tinieblas de mi alma, respiro más libremente.»
 

 

¿Y qué tiene la canción de Standstill en común con nuestro héroe romántico?

Tiene en común con Werther esa observación idealizadora de la persona amada, viéndola «desde fuera»: «Y desde un rincón observo al maravilloso ser». Esta actitud contemplativa permite apreciar todas sus virtudes, y deleitarse en ellas… Así nos las describen, tanto Enric Montefusco como Werther.

Ellas (la chica de la canción y también Carlota) tocan el piano y hacen que el mundo sea perfecto («es sencillamente como estar al lado del fuego»); ayudan a los demás («y cuida a la gente como nadie, a costa de sí misma a menudo») y el mundo se hace más bello y más justo por su sola presencia.
 
Y ¿quién puede acusarlos de idealistas, leyendo esta frase de Werther?:
 
«¡Ay, lo que yo sé, todos pueden saberlo!… ¡Sólo mi corazón es mío!»
 
 
 
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Publicado por en 23 de enero de 2012 en Uncategorized

 

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